Fascinante, cautivadora y nostálgica. Ya sea por el color ocre que emanan sus calles o el ambiente añejo que esconden, Praga es denominada como la ciudad dorada.
Por uno u otro motivo, todo viajero que se precie tiene parada obligatoria en la ciudad, al menos, una vez en la vida (y sin duda, una vez visitada, tendrá la necesidad de regresar).
El puente eterno de San Carlos
El principal atractivo de la ciudad es el puente de San Carlos. Cuenta la leyenda que el rey bohemio Carlos IV ordenó colocar la primera piedra el día 9 de julio de 1357 a las 5.31 de la mañana. Según astrólogos de la época, la simétrica fecha (135797531) era mágica y preservaría el puente hasta la eternidad.
Dicho puente está protegido por 30 estatuas y obligatorio es tocar a San Juan Nepomuceno, ya que dicen que si pides un deseo, se cumplirá.
Si el principal atractivo de Praga es el puente de San Carlos, el segundo es el reloj astronómico. Situado en la Plaza de la Ciudad Vieja, es el único en el mundo que mide la hora babilónica.
El barrio del creador de ‘La metamorfosis‘
Por supuesto, el viajero debe acudir al barrio judío, donde vivió el escritor Franz Kafka. El antiguo cementerio sefardí es un punto singular donde la falta de espacio hizo que se apilaran los enterramientos hasta en doce niveles y las lápidas se agolparan unas junto a otras formando una estructura caótica.
El castillo de Praga es uno de los más emblemáticos vestigios del gran pasado histórico, cultural y social de la capital de la Republica Checa. Se trata de un conjunto monumental de palacios, sede de príncipes y reyes checos hasta 1918, que se extienden alrededor de tres patios ocupando 45 hectáreas. En sus alrededores se puede ver la Catedral, el Palacio Real, la Basílica de San Jorge, el palacio Lobkowizk y el Callejón de Oro, donde residieron numerosos artistas.
El visitante puede optar por un paseo por la zona moderna de la ciudad, llamada Nove Mesto. La lujosa plaza Wenceslao que en el medievo fue mercado de ganado y ahora es el principal punto de comercio. Aquí el viajero encontrará la fortaleza Vysehard, donde dice la leyenda que nació la ciudad de Praga.
El praguense teatro negro
Por supuesto, no se debe olvidar que si algo caracteriza a la cultura praguense es el teatro negro, en el que los actores, vestidos de negro, mueven objetos en un escenario oscuro sin ser vistos. En la actualidad, teatros como Laterna Magika o Ta Fantástica ofrecen este tipo de espectáculos.
Para finalizar la visita, pasee por el puente de San Carlos al amanecer. En el más absoluto de los silencios, pierda la mirada en el Vltava y mientras el reloj se para, a las once y cuarto de la mañana, disfrute de la amistad que un día le ofreció la ciudad de Praga.