La Ciudad de Zacatecas es la capital del estado que leva su nombre, es una de las ciudades más antiguas y hermosas de México. Su origen se debe a un puñado de aventureros españoles que descubrieron a partir de 1546 ricas vetas de plata, y gracias a esa opulencia argentífera, se erigió una esplendorosa Ciudad de singular señorío y belleza que en 1993, la UNESCO inscribió en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Zacatecas está situada en el centro geográfico del país, en el corazón de México, en un punto donde todos los caminos convergen e invitan a conocer, disfrutar y descubrir un rincón del país que es poseedor de abundantes muestras arquitectónicas, que revelan el pasado esplendoroso de una Ciudad que vive bajo el cobijo de una original y majestuosa obra de la naturaleza: el emblemático Cerro de la Bufa, que parece extender sus brazos para dar la bienvenida a todos los visitantes del mundo y consagrado desde 1926, como un monumento al poeta Ramón López Velarde.
La Ciudad de Zacatecas comparte ese prolífico y valioso patrimonio cultural acumulado durante más de 450 años de historia. Nos invita a gozar de una Ciudad adminrable y acogedora, que exhorta a recorrer sus calles que se entretejen en las accidentadas formas de una cañada y que le dan un encanto especial. En los momentos más inesperados del recorrido, surgen a la vista plazas pintorescas y numerosos palacios, conventos, casonas, iglesias y monumentos de los siglos XVI al XX.
El descubrimiento de importantes yacimientos de plata tuvo lugar el 8 de Septiembre de 1546, y esto motivó a que los españoles Juan de Tolosa, Diego de Ibarra, Cristóbal de Iñate y Baltazar T. de Bañuelos pusieran los cimientos de la actual Ciudad de Zacatecas.
En 1585 el Rey Felipe II, agradecido por la cantidad de plata que esta población aportaba a la corona española, le concedió el título de Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas.
La riqueza generada por los yacimientos argentíferos de la zona, hizo muy ricos a muchos mineros españoles. A lo largo del siglo XVI, estos mineros contribuyeron con generosas donaciones a la llegada de numerosas órdenes religiosas a la Ciudad: Jesuitas, Dominicos, Agustinos, Franciscanos y Juaninos que acudieron a la recién construída locaidad, comenzando inmediatramente a levantar sus templos y monasterios. Fue tal la proliferación de edificios religiosos que se llegó a denominar a Zacatecas: La Evangelizadora del Norte.