En la costa malagueña encontramos un lugar donde la montaña y el mar se dan cita para conformar un paisaje único en la provincia.
En la comarca de Axarquía, en el límite oriental de la provincia de Málaga, Nerja configura un paisaje de cedros y calas que merece la atenta visita del viajero. Por su singularidad, los Acantilados de Maro que aquí se encuentran han merecido la declaración de espacio natural protegido. En ellos se siguen conservando unas vistas de ensueño que se acentúan, especialmente, al contemplar el Cerro de la Caleta y la Loma de la Torre de Maro.
El mar y la montaña se dan cita para dar lugar a un paisaje único en el que los Acantilados de Maro serán punto de encuentro para los amantes de la naturaleza.
En este Paraje Natural protegido, algo desfigurado en algunos tramos por la presencia discordante de la carretera N-340, se conserva una importante calidad paisajística que llega a su culminación perfecta en los Cerros de la Caleta y de la Loma de la Torre de Maro, así como en sus innumerables calas, a menudo presididas por singulares torres con almenas. El entorno nerjeño, tanto a un lado como al otro de la N-340, queda dominado por la arquitectura del ocio y el descanso, habitual en estos lugares de idílicos paisajes y condiciones.
Parece cierto que Nerja fue cristiana antes de que el duque de Nájera conquistase Vélez en 1487. Cuando, a finales del siglo XV, las tropas de Fernando el Católico conquistaron las poblaciones de la costa malagueña, Nerja no opuso resistencia y la ciudad se repobló con cristianos viejos de otras provincias tras la expulsión de los moriscos.
También, los frecuentes ataques a que se veían sometidas sus costas por parte de los piratas berberiscos durante el siglo XVI hicieron emigrar a sus habitantes en más de una ocasión hacia las tierras del interior. Los sucesivos ataques hicieron que se reforzaran las fortificaciones de la costa con nuevas torres almenadas.
Las cuevas
Bautizadas como Catedral de la Prehistoria, las famosas Cuevas de Nerja serán una visita obligada en esta ocasión. Lo mismo ocurre con el no menos conocido Balcón de Europa, un espléndido mirador hacia el Mediterráneo que encontramos en el mismo centro del pueblo. Las Cuevas nos sorprenderán por su increíble grandiosidad, además de por sus 22 pinturas auriñacienses declaradas Monumento Histórico-Artístico Nacional.
Entre las riquezas monumentales de Nerja se encuentra, asimismo, la iglesia parroquial de El Salvador, de finales del siglo XVII, época en la que se construyó su artesonado mudéjar y su coro, y que fue ampliada en el siglo XIX. Su estilo barroco alberga tres naves, conservando la central su armadura de madera. La Ermita de las Angustias, también barroca, ofrece una sencilla espadaña que sobresale de la nave.
Y no olvidemos Maro, pequeña pedanía a 3 km del centro urbano de Nerja, donde se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de las Maravillas, de principios del XVII y reformada posteriormente.
La cueva de Nerja
Descubierta en 1959, es una cueva prehistórica de la que se puede visitar una tercera parte del total. Conserva numerosos restos arqueológicos con pinturas paleolíticas, que no están abiertas al público.
Se encuentra entre los parques naturales protegidos de la Sierra Almijara y los Acantilados de Maro. Tiene un total de 4.283 metros de recorrido y posee tres bocas de entrada, dos naturales y una tercera habilitada artificialmente en 1960.
En la cavidad se pueden establecer dos zonas, el sector turístico o Galerías Bajas y las Galerías Altas y Nuevas, éstas últimas a las que se puede acceder por un estrecho paso en alto situado en la sala del Cataclismo, no se pueden visitar. En ellas, nos sorprenderá la magnitud de salas y sus altos techos.